Desde su blog Sobre el mundo mundial, nuestro compañero José María Tortosa reflexiona en voz alta sobre la lucha contra la polio.

Cuando se habla del problema de la polio en países en los que todavía es endémica, de una forma u otra aparece el logo de los rotarios, como en este caso de la BBC, y su lema desde años ya que es uno de los programas estrella de Rotary International, junto a la Fundación Bill y Melinda Gates y, por supuesto, la Organización Mundial de la Salud.

En Nigeria y Afganistán el asunto sigue su curso, pero en Pakistán ha encontrado una resistencia armada por parte de los que, por religión (y no son los únicos), creen que vacunarse es una abominación. Resistencia que lleva, como en el caso que cito, a matar al policía que vigila para que la campaña de vacunación siga adelante, ya que los ataques violentos se han producido con anterioridad y llevaron a suspender la campaña.

No es el único caso en el que creencias o normas de origen religioso interfieren con lo que los médicos dicen. También sucede con las transfusiones de sangre y los Testigos de Jehová, aunque aquí, en bastantes casos, los médicos (y los padres creyentes) han logrado formas muy creativas de acomodo entre las creencias científicas (o más o menos científicas) de los médicos y las religiosas (o más o menos religiosas, si no es que son únicamente culturales) de los padres.

De todas formas, una cosa es negarse a que el hijo reciba la transfusión o sea vacunado y otra es practicar la violencia contra cualquiera que, sea creyente o no, parezca incumplir el precepto.

Sin llegar a esa violencia directa (y quedándose en violencia cultural) es lo mismo que imponer las propias creencias sobre el matrimonio (del mismo o distinto sexo, divorcio) o sobre la sexualidad (contracepción, homosexualidad) a los no creyentes.

Pero, claro, el creyente sabe que está en la verdad absoluta y, por tanto, universal.

José María Tortosa.